lunes, 11 de julio de 2016



Reseña Libro: Memorias encontradas en una bañera


Stanislaw Lem, editorial Brugurera, 1979, 222 páginas Barcelona España


Stanislaw Lem es un autor polaco de ciencia ficción caracterizado por un tono satírico y filosófico, nacido en 1929 y fallecido en 2006. Sus libros, siempre de corte filosófico, exploran las nuevas tecnologías y su efecto en la comunicación y la comprensión entre seres racionales. 

Su obra es amplia y comienza en firme en 1957 (el año del nacimiento de su servidor) con Diarios de las estrellas, con su entrañable personaje, el astronauta  Ijon Tichy, que embarca en absurdas y maravillosas aventuras por todo el espacio y el tiempo. Luego vendrá su mejor obra Solaris, una parábola sobre las relaciones humanas. Otras obras son Retorno de las estrellas, Fábulas de robots, Ciberíada y memorias encontradas en una bañera, obra que nos ocupa esta reseña.

Hablando ya del libro, Carlo Frabetti, en la presentación lo califica como una farsa utópica, es decir que el autor se imagina un futuro remoto (3146) en donde la ciencia y tecnología es inimaginable para nosotros. Algo que me llama la atención es que Lem en la introducción habla de la "cristalización de las informaciones" que usaban en esa lejana época. Acaba de aparecer un artículo (2016) dando cuenta de que científicos han utilizado cristal de cuarzo sobre el cual se han creado nano estructuras orientadas al almacenamiento de datos, logrando crear una memoria de 360 TB que puede durar hasta un millón de años. ¿Stanislaw vaticinó esta tecnología en 1960? ¡Fascinante!

 Lem, pues, habla en la introducción de la historia de la poca información que se tiene sobre el Neogeno Tardío, época en que ocurre el desastre de nuestra sociedad actual. Y se da de una forma inesperada cuando una nave enviada a las lunas de Neptuno a su regreso a la tierra trae un virus que convierte todo el papel de la tierra en un fino polvo, muy parecido a la ceniza de los volcanes. ¡Imaginemos las consecuencias! Se convierten en polvo dinero en billetes, cheques, libros, periódicos, escrituras, contratos, acuerdos entre países, y todo documento en papel, que nuestros hermanos del futuro suponen el nombre de  "papyr". La sociedad colapsa y se destruye poco a poco. Parece un tanto exagerado, pero si lo pensamos bien, tal vez no lo sea. Ellos obtienen algo de información mandando al pasado "cronosondas retroactivas" que aportaron fotografías, como la del primer Pentágono en "Ammer-Ka" que suponían era un gran templo custodiado por 200 sacerdotes. Luego hubo un segundo y un tercer Pentagonos, estos bajo tierra.

Y menciona Lem, de manera juguetona, que estas sondas aparecían para los habitantes del pasado como dos platos unidos desplazándose libremente por el espacio, en clara alusión a los OVNIS. Pero qué papel juega el Pentágono militar en esto, ah es que  un arqueólogo del futuro llamado Wid-Wiss descubrió tras 27 años de dura labor un refugio hermético en las montañas rocosas, una gran pieza convexa y circular de metal, la entrada al tercer Pentágono y allí descubrió un rollo de papyr bajo esqueletos humanos encapsulados en lava petrificada. A este rollo se le conoce como "Las Notas" en las que un morador de este edificio da fe de su "trabajo" en este sitio, antes de que fuera destruido. 

¿Les hago una pregunta? se imaginan cómo será un día de trabajo para un empleado de bajo rango en el interior del actual Pentágono de los Estados Unidos? Yo fui capaz de imaginarlo, hasta leer este singular libro en el que el protagonista describe en estas Notas, su calvario al tratar de obtener sus instrucciones a realizar en el edificio, en una burocracia sin sentido. "El Edificio" maneja a este personaje a su antojo, enfrentándolo a todo tipo de locuras y burócratas militares agotados, ridículos y alienados. En fin es una cruda sátira al modelo actual de la mayoría de lo gobiernos del planeta.

El autor utiliza la estrategia de hacer un paralelismo entre ese terrible Pentágono y el mundo actual, solo cambiamos palabras tales como mundo por edificio, propósito de vida por misión, automóvil por ascensor, etc. Y se convierte inevitablemente en una crítica  a nuestra enajenada  vida actual.

Es un relato en primera persona, con diálogos esporádicos muy divertidos y extraños. Es un libro que se tiene que leer varias veces para saborearlo al 100. Me gustó, aunque al final del mismo creo que exagera en las reuniones del personaje con profesores y payasos, que rompe un poco el ritmo logrado en la primera parte. 

Un acierto del autor es el manejo de los espías y contra espías, dobletes, tripletes y más, ¡supone que hay agentes que han cambiado de bando hasta 8 veces! ¿qué bandos? los del Edificio y "los otros", del Anti-Edificio. Por cierto, se me olvidaba aclarar que nadie debe salir del Edificio porque afuera es un mundo destruido y caótico, en que en un instante te liquidarán las bandas de salvajes sobrevivientes de la catástrofe.

El final no se los cuento, pero si les recomiendo ampliamente la obra que te atrapa desde el principio, logrando Lem una deliciosa sátira social del difícil tiempo que nos tocó vivir. 



 Luis Lapham

@lapham25

luislapham@gmail.com 

Febrero de 2016