¿Qué
es la conciencia humana?
Desde
un enfoque en la ciencia y la filosofía
Introducción.
La
idea de hacer éste estudio surge cuando, en una de las tantas tardes
en el café D`Val en el centro histórico de Guadalajara, leía un
libro de cuentos de ciencia ficción acompañado de una deliciosa
taza de café, rebajado y con leche. No recuerdo el título del
libro, pero el recopilador platicaba en el prólogo acerca de la
posibilidad de aprovechar la “marcha del tiempo” para obtener
algún tipo de energía práctica, tomada de la idea de los hermanos
Strugackij, en su viejo relato de ciencia ficción "El
experimento olvidado". ¿Se pudiera capturar y almacenar tiempo
en una especie de batería y que mediante algún otro proceso genere
energía eléctrica e impulse un motor? Por ejemplo, tener una
batería de tiempo que almacene 30 minutos @gravedad terrestre. O
bien, una tubería donde fluya ese tiempo y produzca energía, como
en el relato de ciencia ficción “La noche en que todo el tiempo
escapó” de Brian W. Aldiss, relato de corte clásico y cómico,
que trata de la instalación en los hogares del futuro de un tipo de
sistema de aire acondicionado, pero que en lugar de aire hay un “gas
del tiempo” que lleva a sus habitantes al tiempo pasado o futuro
deseado.
Pero
entonces, ¿Qué es el tiempo?
Hagamos una distinción entre el tiempo objetivo y el subjetivo. El
primero es el tiempo medido por objetos inanimados como los relojes,
los cristales oscilantes y los materiales radiactivos, y hasta el
presente siglo fue un acto de fe entre los científicos que, fuera
cual fuese nuestro pensamiento, el tiempo objetivo corría a una
velocidad fija, segura e inmutable. No fue el menor de los chascos
ocasionados por la Teoría de la Relatividad, de Einstein, haber
descubierto que esto no era cierto. La variabilidad del Tiempo es una
consecuencia natural e inevitable del descubrimiento de Einstein,
según el cual el Tiempo y el Espacio no pueden ser estudiados por
separado, sino que son aspectos de una sola entidad que conoce como
espacio-tiempo.
Para cada cuerpo en el universo existe un orden de tiempo concreto
que marca los sucesos en su contorno. Este tiempo puede llamarse
“propio” de ese cuerpo. En la tierra todos nosotros permanecemos
muy próximos unos a otros, los tiempos propios de los seres humanos
coinciden y se pueden agrupar en el llamado tiempo terrestre. Por
tanto el tiempo absoluto no puede tener significación física
alguna.
El
segundo es el tiempo experimentado o captado por la mente humana, que
parece ir mas de prisa o con mayor lentitud según el estado de
actividad mental, dentro de ciertos limites y su percepción depende,
en gran medida, del estado mental de cada uno de nosotros. Entonces,
primero, habría que comprender mejor lo qué es, y cómo trabaja,
nuestra mente, conciencia y cerebro en la percepción del tiempo,
éste último el órgano maravilloso que parece sustenta físicamente
a los dos primeros. Y aquí es donde surge la idea de hacer una
pequeña investigación para tratar de entender un poco mejor estos
elusivos y complejos temas, contrastando los enfoques espiritual y
científico, antes de tratar de entender mejor al tiempo y su
implacable tiranía sobre nosotros. Espero lo disfruten, aclarando
que la motivación es sólo que su servidor (y tal ves alguien más)
entienda algo más sobre estos apasionantes temas.
- Preguntas básicas sobre cerebro y conciencia.
Es
obvio que en este campo hay muchas más preguntas que respuestas
afianzadas en el conocimiento científico. Por lo tanto, es muy
importante, en lo que cabe, hacer las preguntas pertinentes a
reflexionar, investigar y, si es posible, contestar. Algunas que
carcomen mi mente son:
¿Qué
es la conciencia? ¿Qué relación hay entre cerebro, mente,
pensamiento y conciencia? ¿La conciencia humana ha evolucionado a la
par del cerebro en el ser humano?¿Qué cambios han tenido el cerebro
y la conciencia desde el surgimiento de las distintas especies
humanas?¿Tenían los mismos tipos de conciencia los Neanderthal y
los Homo Sapiens, y si no en que se diferenciaban?¿Tienen algún
tipo de conciencia los animales o las plantas?¿La conciencia es la
responsable de la actividad cerebral y controla al cerebro, teniendo
su origen en algún ente fuera de él, o la actividad cerebral
provoca la aparición y funcionamiento de la conciencia?¿Es el
cerebro-mente un sistema complejo retroalimentado, en donde se
afectan uno al otro en ambas direcciones? ¿Se podrá, algún día,
programar en una computadora el “sentido común” de los seres
humanos? ¿Qué es y dónde reside la autoconciencia?¿Podrá algún
día tomar conciencia de sí misma una computadora, o un conjunto de
ellas, lo suficientemente compleja?¿Se extingue la mente y la
conciencia con la muerte física del ser y su cerebro?
¿Se
producen fenómenos cuánticos en las entrañas de nuestro cerebro
que dan lugar a la conciencia?¿Y si esto último es cierto, esos
efectos cuánticos pueden ayudarnos a conectar nuestras mentes con
una conciencia universal?
¿Por qué se agrego la conciencia a cerebros que alcanzaron cierto
nivel de complejidad? ¿Por qué surge la conciencia como algo extra?
¿Qué ventaja evolutiva adicional representa la conciencia, si la
hay?
- Definiciones estándar relacionadas.
Antes
de adentrarnos en la polémica del tema del cerebro,
mente y conciencia,
vamos a repasar las definiciones normalmente aceptadas para algunos
de estos términos, como punto de partida.
Se
define como conciencia
el conocimiento que tiene un ser de si mismo y de su entorno y a la
recepción normal de estímulos externos e internos a su organismo.
Hay dos estados ordinarios de conciencia principales: la vigilia y
el sueño. En el primero, que se considera en estado normal de la
conciencia, permite al sujeto dar una respuesta adecuada a los
estímulos sensoriales internos y externos. El segundo se compone de
cuatro etapas: el adormecimiento, el sueño ligero, la transición y
el sueño profundo. Existen, así mismo, estados alterados de la
conciencia que aparecen en los problemas psiquiátricos, tales como
alienación, depresión, alucinaciones, euforia, éxtasis, rabia,
psicosis, etc. Un estado alterado de la conciencia aparece por medio
de estados febriles, privación del sueño, ayuno prolongado,
privación de oxigeno al organismo o de un accidente traumático. La
ciencia ha considerado estados de conciencia alterados desde una
perspectiva fisiológica, en este sentido se han configurado modelos
explicativos de de la alteración de la conciencia basados en la
dinámica de los neurotransmisores y de las áreas cerebrales que
serían sobre o infra estimuladas.
La
palabra mente
se usa para describir a aquel espacio en el cual los seres humanos
guardamos todos los conocimientos así como también recuerdos,
memorias, percepciones, etc. La mente se asocia normalmente con el
cerebro, órgano en el cual suceden todos los procesos mentales. Sin
embargo, el concepto de mente es más abstracto y tiene que ver con
el espacio no físico si no metafórico donde todos los fenómenos
relacionados con el raciocinio y el entendimiento toman lugar. A
diferencia de otras partes del cuerpo, la mente no es un órgano en
sí, sino un fenómeno que toma lugar en el cerebro y que implica el
entendimiento, de la razón, del conocimiento y del lenguaje entre
otras muchas otras capacidades que diferencian al ser humano del
reino animal y vegetal. La posibilidad de volverse un ser consciente
de sí mismo, de los demás y de todo lo que lo rodea es una
capacidad que surge desde la mente. La mente es además lo que le
permite al ser humano desarrollar su voluntad, memoria e imaginación,
tres elementos que son únicos y diferentes de individuo a individuo.
A pesar de estar directamente vinculada con la capacidad de pensar y
razonar, la mente es también el espacio donde se generan otras
sensaciones relacionadas más con emociones, el sentir: la capacidad
de sentir amor, odio, alegría, miedo y deseo.
Se
entiende como pensamiento
la capacidad
que tienen las personas de formar ideas y representaciones de la
realidad en su mente, relacionando unas con otras.
También,
se afirma que
es
la actividad y creación de la mente; se dice que todo aquello que es
traído a existencia mediante la actividad del intelecto
humano.
Se
define como espíritu
o espiritualidad al viaje interior que conduce a una realidad que no
tiene que ver con los objetos comunes ni con los sentimientos y
pensamientos cotidianos, sino que va más allá de los límites
espacio-temporales, en una realidad de infinitas posibilidades. La
hipótesis espiritual se compone de una realidad invisible que es la
fuente de todo lo visible; Esta realidad invisible puede conocerse
por medio de la conciencia; la inteligencia, la creatividad y el
poder de organización, además de que están integrados al cosmos.
El
término alma
se puede aplicar a los seres vivos en general (plantas y animales)
como su principio constitutivo, según las más antiguas
interpretaciones religiosas. Según Aristóteles, el alma incorpora
el principio vital o esencia interna de cada uno de esos seres vivos,
gracias a la cual estos tienen una determinada identidad, no
explicable a partir de la realidad material de sus partes.
- Consideraciones preliminares: ciencia vs espiritualidad.
En
el libro “Guerra
de dos mundos”,
donde esos mundos son la Ciencia y la Espiritualidad, de Deepak
Chopra y Leonard Mlodinow, se habla de la mente y el cerebro en la
cuarta parte del mismo, desde cada uno de esos enfoques. Dividen el
tema en cuatro preguntas: ¿Cuál es la conexión entre mente y
cerebro?¿El cerebro determina la conducta?¿Es el cerebro como una
computadora?, y finalmente, ¿Piensa el universo por medio de
nosotros?
En
primer lugar, en cuanto a la conexión cerebro-mente, Leonard afirma,
de entrada, que la ciencia aun no puede explicar la relación entre
patrones neuronales y mente. Habla del “problema difícil”, es
decir la cuestión relativa al origen de la experiencia de la
conciencia, sigue sin resolverse. Sin embargo los científicos no se
avergüenzan por ello. Puede que la respuesta llegue después de
mucho tiempo o que nunca llegue, debido a que sea demasiado complejo
para el entendimiento humano.
El
neurocientífico Christof Koch escribió sobre un caso de un paciente
con el cerebro dividido, por tratamiento de epilepsia, en cual se
comportaba como si tuviera dos mentes en disputa. Si la mente no
fuera reducible al cerebro, no existe razón por la que al dividirlo
en dos también hiciera que una conciencia se convirtiera en: “dos
mentes conscientes en un cráneo”. Aunque es verdad que aun se
tiene que aprender sobre la conexión entre neuronas y pensamientos,
no saber de donde viene el pensamiento no prueba que su fuente esté
en un dominio inmaterial. Actualmente, más de 50,000 científicos en
todo el mundo estudian el cerebro, y ninguno de ellos, ni sus
predecesores, han encontrado jamás evidencia científica creíble y
replicable de que las experiencias mentales de la gente son
resultado de alguna otra cosa que no sea un proceso físico que
obedece a las mismas leyes que cualquier otro ensamble de moléculas.
En
cambio, en el enfoque espiritual afirma que antes de que el cerebro
pueda registrar un pensamiento, una mente debe pensarlo, es decir que
la mente inmaterial gobierna al cerebro y sus conexiones. Además se
afirma, temerariamente pienso yo, que la mente siempre ha existido
desde que aparecieron las leyes de la naturaleza.
En
cuanto si el cerebro determina la conducta humana, Deepak Chopra
afirma que cuando la gente comienza la práctica de las disciplinas
espirituales como yoga, meditación, autorreflexión y devoción,
descubren que es posible lograr el dominio incluso sobre los procesos
involuntarios, como bajar el ritmo metabólico y la presión
sanguínea. Además, que el cerebro puede alcanzar la maestría si
los senderos neuronales se desarrollan porque una persona decide que
puede hacerlo y entonces existe mucha más libertad de la que jamás
imaginamos disponible para nosotros.
Leonard,
por otra parte afirma que la posición espiritual cree que el cerebro
es el títere de una mente inmaterial, que, por ser inmaterial, no
está gobernada por las leyes de la física. Sin embargo, cuando uno
analiza el cerebro si descubre que existe mucha evidencia de que es
la fuente de la conciencia. Muchas ilusiones visuales, por ejemplo
dos bloques vistos en diferentes perspectivas parecen diferentes,
aunque en realidad son iguales, y por mas que “ordenes a tu mente”
que los vea iguales no podrá. Lo que significa que no podemos
trascender el funcionamiento del cerebro físico. El hecho de que el
cerebro dirige la conducta y las emociones es tristemente evidente en
el caso de personas que sufren daño cerebral, en donde presentan
emociones sociales anormales. La maestría, la autodeterminación y
la libertad para escribir el guión de nuestra propia vida son metas
admirables, y nuestros cerebros pueden alcanzarlas, sin salir del
mundo material para lograrlo.
En
1993, Daniel Siegel dio la siguiente definición de mente: “Un
proceso incorporado y relacional que regula el flujo de energía y de
información”. Yo la complementaría así: “Un
proceso, resultado de la actividad del cerebro, que controla el flujo
de energía e información entre el sistema cerebro-mente, en un lazo
cerrado, en el cual las sinapsis de la red neuronal crean y soportan
la mente, y ésta última modifica muy lentamente, siguiendo las
leyes de la evolución, la configuración del cerebro, de una forma
que aún no comprendemos totalmente”.
Para
colmo, en mi humilde opinión, la espiritualidad afirma que el
universo consciente, también puede activar la tormenta
electromagnética en el cerebro que da origen a los pensamientos. Si
como lo supone la espiritualidad la conciencia universal ama a través
de nosotros, también debe estar odiando a través de nosotros
destruyendo y asesinando. La ciencia tiene su espacio y la
espiritualidad el suyo, y no se excluyen si la segunda no intenta
suplantar a la primera. Yo afirmo que la espiritualidad es un
excelente medio y camino para tener un desarrollo mental entrenado
para el mejor control de las emociones y las funciones del cuerpo,
sin necesidad de religiones, medicamentos o drogas, pero no más que
eso.
En
cuanto a si el universo piensa a través de nosotros, la respuesta
científica depende de la definición de términos. Si por
pensamiento uno quiere decir “computando”, entonces si el
universo está pensando, porque todos los objetos siguen leyes
matemáticas y físicas, por lo tanto, su conducta incorpora los
resultados del cómputo dictado por esas leyes naturales.
No
existe una mente inmaterial que pueda superar la estructura del
cerebro físico. Veamos por dondequiera, advertiremos evidencias de
que la mente es un fenómeno del cerebro.
- Teorías antiguas y modernas sobre el funcionamiento del cerebro.
La
evolución tiene múltiples procesos, tales como son la mutación,
selección natural, adaptación, competición, fracaso y éxitos
ocasionales, en el transcurso de miles de millones de años. En ese
contexto, la historia de la humanidad comienza en áfrica oriental
donde los homínidos que todavía no eran realmente humanos se
separaron del antepasado común con los chimpancés, hace unos seis
millones de años. Estos pueblos del Paleolítico, hace unos 2
millones de años, podían confeccionar herramientas de piedra e
instrumentos simples que les servían para desollar animales y
escavar en la tierra. Su mente estaba orientada hacia su
supervivencia, tenían una plantilla mental o regularidad de
pensamiento y probablemente no hablaban entre sí. Les faltaba la
creatividad para innovar y la diversidad de culturas que hoy tenemos.
Produjeron el mismo tipo de herramientas e instrumentos por un millón
y medio de años con buenos resultados para ellos. Hace
2 millones de años se presenta la evolución de las diferentes
especies humanas, hace medio millón de años los neandertales
aparecen por evolución en Europa y Oriente Próximo. Y hace unos
200,000 años aparece el Homo Sapiens por evolución en África
oriental.
Hace
70,000 años inicia la revolución cognitiva, de cuyo origen no se
está seguro, pero se piensa que mutaciones genéticas accidentales
cambiaron las conexiones internas del cerebro de los Sapiens, lo que
les permitió pensar de manera sin precedentes y comunicarse
utilizando un tipo de lenguaje totalmente nuevo. ¿Porqué tuvo lugar
en el ADN de los Sapiens y no en el los neandertales? Fue algo
totalmente aleatorio hasta donde podemos decir. Leyendas, mitos,
dioses y religiones aparecieron por primera ves en la revolución
cognitiva y el Sapiens comenzó a hablar sobre ficciones que es la
característica más singular del lenguaje de ellos. El
comportamiento humano cambio hace unos 50,000 años, el ser humano
comenzó a hacer arte y a mostrar comportamiento simbólico, cosa que
al parecer no tenían los neandertales. El lenguaje surge por la
necesidad de transmitir información para la supervivencia, pero más
importante, por el cotilleo social (2/3 partes del tiempo del ser
humano). Y en este punto es donde el Homo Sapiens se hizo fuerte, con
respecto a las demás especies del género Homo, como los
neandertales, soloensis, floresiensis, denisova, rudolfenis y erasger
(¿cómo serian los cerebros y mentes de cada uno de ellos?). La
tierra hace cien mil años fue poblada por al menos 6 especies
diferentes de hombres. Fue la primera vez, gracias al lenguaje, que
los Sapiens formaron grupos, cada ves más numerosos (hasta 150
miembros), alrededor de una leyenda, un dios, o un mito, que todos
temían y defendían haciendo un equipo homogéneo y poderoso.
Poseían habilidades sociales superiores porque creían en mitos
comunes. Creo que fue la única época en que los “dioses”
sirvieron de manera positiva para el desarrollo de Homo Sapiens como
especie dominante.
En
cuanto al cerebro, los mamíferos que pesan unos 60 kilogramos, tiene
un cerebro de 200 cm3,
los primeros hombres, hace unos 2,500 años tenían un cerebro de
aproximadamente 600 cm3
y
los Sapiens modernos presentan un cerebro de entre 1,200 y 1,400 cm3
,
pero el de los neandertales era aún mayor. Y esto es una posible
contradicción, de la cual no hay una explicación satisfactoria,
así como de la evolución del enorme cerebro del Homo Sapiens. Hace
unos 30,000 años aparecen nuevas formas de pensar y comunicarse, se
constituye la revolución cognitiva, se piensa debido a mutaciones
genéticas accidentales cambiaron las conexiones internas del cerebro
de los Sapiens. Y ellos comenzaron a hablar sobre ficciones, ya no
solo sobre cuestiones de supervivencia diaria, y es una
característica muy singular de su lenguaje.
Abreviando,
hace
unos 12,000 años comienza la revolución agrícola, que hace un
nuevo cambio en la vida y mente de la gente, surgen los primeros
reinos, la aparición de la escritura, el dinero y las religiones
politeístas (este último, un enorme freno a la evolución sana de
la mente humana, según yo). Finalmente, hace 500 años empieza la
revolución científica, la humanidad admite su ignorancia y empieza
a adquirir un poder sin precedentes (comenzamos a quitarnos las
ataduras religiosas con avances científicos sólidos, creo yo).
En
tan solo un kilo y medio de materia se albergan cerca de un billón
de conexiones gracias a las cuales somos capaces de recordar,
imaginar, crear y muchas cosas más. Voraz
consumidor de energía, el
cerebro
tan
solo representa el 2% del peso de nuestro cuerpo, pero de él parten
todas las órdenes que terminan regulando a nuestro organismo.
Ya
desde tiempos de Platón se debate el papel de la inteligencia en la
educación de la persona. Para el filósofo de poco servía la
educación para las personas que demostraban un capacidad mental
limitada. Ya intuían en la antigüedad que en el cerebro se
encontraba la esencia del intelecto. Algunas culturas pensaban que
en el cerebro se albergaba el alma. Así lo pensaba el medico griego
Galeno en el siglo II después de Cristo, aunque otros griegos
pensaban que el alma se asentaba en el corazón humano.
Fue
en 1600 cuando René Descartes identificó el dilema de la
conciencia. Comprendió que no obedece, aparentemente, a ninguna de
las reglas de la ciencia, no parece tener un carácter físico, ni
puede ser observado, excepto desde adentro por la persona consciente.
Y ni siquiera puede describirse realmente. La posición religiosa
conocida como dualismo cartesiano fue la suposición predominante
durante el siglo XVIII, hasta los primeros días del estudio del
cerebro. Franz
Joseph Gall fue un anatomista y fisiólogo alemán, fundador de la
frenología. Convencido de que las funciones mentales residen en
áreas específicas del cerebro y que esto determina el
comportamiento, asumió que la superficie del cráneo refleja el
desarrollo de estas zonas.
En 1860 el neurólogo Guillaume Duchenne comenzó a entender cómo se
comportan los hemisferios de nuestro cerebro, que tienen una forma
opuesta de actuar. Los músculos, a un lado y otro del cuerpo, se
mueven siguiendo órdenes enviadas por la parte contraria del
cerebro. A raíz de este descubrimiento se conocieron varios datos
como que la memoria de sonidos o de reconocimiento facial corresponde
al hemisferio derecho, mientras que la lógica y la capacidad de
comprender el lenguaje, al izquierdo. Con el desarrollo del
microscopio y de las técnicas de fijación y tinción de los
tejidos, la anatomía del sistema nervioso experimentó un notable
avance que culminó con la obra genial de Santiago Ramón y Cajal.
Utilizando una técnica de impregnación argéntica desarrollada por
el italiano Camillo Golgi, Cajal formuló la doctrina neuronal el
sistema nervioso está formado por células independientes, las
neuronas, que contactan entre sí en lugares específicos y construyó
un gran cuerpo de doctrina neuroanatómica.
En
el siglo XX se confirma la estrecha relación entre el cerebro y la
mente. Si matamos el cerebro, se acaba la mente, y la vida del ser.
Pero la forma de esta vinculación parece un misterio.
- La mente y el cerebro.
En
1990, la neurociencia estaba ya bastante avanzada y Francis Crick y
Christoff Koch proponen que ciertas neuronas, disparando a ciertas
frecuencias, de alguna manera podrían ser la causa de nuestra
conciencia, aunque no estaba claro cómo.
Daniel
Dennett, profesor en la Universidad de Boston, argumenta que la
conciencia es solo una ilusión y que simplemente no hay mas que el
cerebro esponjoso que no da lugar a la conciencia. El sentido común
puede decirnos que hay un mundo subjetivo de la experiencia interna,
pero luego el mismo sentido común nos dijo, en su tiempo, que el sol
órbita a la tierra y que esta ultima era plana... de acuerdo con la
teoría de Dennett, la conciencia es como un truco de magia: el
funcionamiento normal del cerebro hace que parezca que algo no físico
está sucediendo. Por muy duro que se sienta, debemos admitir que la
conciencia es solo el cerebro físico haciendo lo que hacen los
cerebros. No se ha demostrado que la conciencia requiera un cerebro
para manifestarse. No sabemos cómo los mamíferos crean conciencia.
Dennett también afirmó que la conciencia es un montón de trucos en
el cerebro y que la gente tiene miedo de que la ciencia obtenga una
teoría mecanicista de la conciencia que demostraría que no tenemos
libre albedrío y entonces que la vida no tiene sentido, y no puedo
ser responsable de mis actos en el mejor o peor de los casos.
Patricia
Churchland, de la Universidad de California, afirma que finalmente la
neurociencia mostrará que la conciencia es solo estados cerebrales.
Koch
y Giulio Tononi argumentan que cualquier cosa pudiera ser consciente,
siempre que la información que contiene esté suficientemente
interconectada y organizada. El cerebro humano ciertamente cumple con
los requisitos. También lo hacen cerebros de gatos y perros, aunque
parece que su conciencia no se parece a la nuestra. Pero el mismo
principio podría aplicarse a la Internet o a un teléfono
inteligente. Las implicaciones éticas son inquietantes.
Roger
Penrose afirma que la conciencia es una consecuencia de un tipo de
acción física que ocurre en el cerebro y que la auto conciencia no
puede simularse mediante un algoritmo. Además, afirma que la
conciencia de tipo humano no puede entenderse propiamente en términos
físicos, computacionales o científicos.
En
septiembre del 2006, fue el último impacto de un nuevo campo de
investigación, la ciencia de la conciencia. Preguntas que alguna vez
estuvieron confinadas a la investigación teológica y a
conversaciones filosóficas de dormitorio, ahora están en la
avanzada de la neurociencia cognitiva. Con algunos problemas, se ha
llegado a cierto consenso. Con otros problemas, la perplejidad es tan
profunda que es posible que nunca se resuelvan. Algunas de nuestras
convicciones mas profundas sobre la condición humana se han visto
sacudidas. El
Problema Fácil
es, entonces, el distinguir entre la computación mental consciente
de la inconsciente, identificar sus correlaciones en el cerebro, y
explicar el por qué evolucionaron. El
Problema Difícil,
por otro lado, es el porqué el tener un proceso consciente en la
cabeza se siente así como se siente, el porqué existe una “primera
persona”, una experiencia subjetiva.
El
Problema Difícil es
el explicar como la experiencia subjetiva surge de la computación
neuronal. El problema es difícil porque nadie sabe a qué debiera
parecerse una solución, o incluso si es que se trata de una pregunta
científica genuina. Y no es sorprendente el que todo el mundo esté
de acuerdo en que la respuesta al Problema Difícil (en el caso que
sea un problema) sigue siendo un misterio.
Francis
Crick la llama “la hipótesis perpleja”, la idea de que nuestros
pensamientos, sensaciones, alegrías y dolores consisten única y
exclusivamente en la actividad fisiológica de los tejidos del
cerebro. La conciencia no reside en un alma etérea que usa al
cerebro como si fuera un computador portátil: simplemente la
conciencia es la actividad del cerebro.
Los
científicos han exorcizado al “fantasma de la máquina” no
porque sean unos aguafiestas mecanicistas, sino porque han reunido
evidencias para afirmar que cada aspecto de la conciencia puede ser
ligado al funcionamiento del cerebro. Haciendo uso de la FMRI
(resonancia magnética funcional), los neurocientíficos cognitivos
pueden casi leer los pensamientos de la gente a partir de los
patrones de flujo sanguíneo en sus cerebros. La conciencia también
puede ser “empujada” a través de manipulaciones físicas. La
estimulación eléctrica del cerebro durante una cirugía puede hacer
que una persona tenga alucinaciones que son indistinguibles de la
realidad, tales como oír una canción en el cuarto o creer que se
está en un cumpleaños infantil. Si en una cirugía se corta el
cuerpo calloso, separando los hemisferios cerebrales (un tratamiento
para la epilepsia), la conciencia se divide dentro de la cabeza, como
si el alma se pudiese cortar en dos con un cuchillo. Y cuando la
actividad fisiológica del cerebro desaparece, hasta donde sabemos,
la conciencia de la persona deja de existir.
El
psicólogo cognitivo Bernard Baars explica la conciencia como si
fuera un pizarrón global en el cual los procesos cerebrales publican
sus resultados y monitorean los resultados de otros procesos. Una
segunda razón por la que la información es parcialmente aislada de
nuestra conciencia es por motivos estratégicos. El biólogo
evolucionista Robert Trivers ha notado que las personas tienen buenos
motivos para venderse a si mismos como agentes racionales,
bienintencionados, eficientes y competentes.
¿Qué
pasa con el cerebro mismo? Usted podría preguntarse cómo los
científicos pudieron siquiera comenzar a encontrar el lugar de la
conciencia en el cerebro, en medio del griterío de los cien billones
de neuronas. El truco consiste en observar cuales zonas del cerebro
cambian cuando la conciencia de una persona salta de una experiencia
a otra. En una técnica de estudio llamada “rivalidad binocular”,
se le presentan franjas verticales al ojo izquierdo y franjas
horizontales al ojo derecho. Ambos ojos “compiten” por la
conciencia y la atención, y la persona ve alternativamente franjas
verticales u horizontales, sucesivamente, por intervalos de segundos.
Lo que esto significa, de acuerdo a la teoría de Francis Crick y su
colaborador Christof Koch, es que la conciencia reside solo en las
partes “altas” del cerebro que están conectadas a los centros
emocionales y de toma de decisiones, tal como uno lo esperaría a
partir de la metáfora del pizarrón. La conciencia puede ser
rastreada no sólo espacialmente, sino que también temporalmente.
Desde hace mucho tiempo los neurocientíficos saben que la conciencia
depende o se correlaciona con ciertas frecuencias de oscilación en
el electroencefalograma (EEG).
Nadie
sabe qué hacer con el Problema Difícil. Algunos ven este problema
como una oportunidad de volver a introducir al alma, pero hacer esto
es sólo cambiarle el nombre al problema, cambiando de “el misterio
de la conciencia” a “el misterio de el alma” – un juego de
palabras que no nos aporta en nada. Muchos filósofos, como Daniel
Dennett, niegan que el Problema Difícil exista. Especular sobre
zombies y colores invertidos es, ellos dicen, una pérdida de tiempo,
porque nada puede servir como evidencia decisiva en esos casos.
Algunos librepensadores, como el matemático Roger Penrose, sugieren
que la respuesta podría ser encontrada en la mecánica cuántica.
Para mi gusto, esto es algo así como expresar la sensación de que
la mecánica cuántica es extraña, y la conciencia es extraña, así
que tal vez la mecánica cuántica puede explicar la conciencia.
Mas
sin embargo, en la conferencia del Físico Javier García en la
plataforma de aula 141, La
mecánica cuántica del cerebro,
hace una excelente disertación sobre la red neuronal del cerebro y
su funcionamiento, iniciando con el axón analizando si por él
circula una corriente eléctrica o no, estas señales viajan a unos
100 m/s. En realidad el axón trabaja con iones de sodio (+), potasio
(+) y de cloro (-) y abre canales por los cuales fluyen dichos iones
cuando fluye una señal por el axón, para recuperar el estado
eléctrico “normal”. Las cargas se mueven de manera transversal y
no por el axón de izquierda a derecha o viceversa. Es decir que va
cambiando la polaridad de cada segmento del axón. Luego nos explica
los 3 principales postulados de la mecánica cuántica: I, todo
sistema físico tiene asociado un espacio vectorial (Hilbert)
generado por la base de las configuraciones posibles; II, la
evolución temporal del sistema aislado está descrita por una
transformación unitaria; III, una magnitud es observable si existe
un conjunto de operadores hermíticos (operador lineal cuyos
autovalores siempre son números reales) positivos que sumen uno,
para cada uno de los resultados de la medida. García pone como
ejemplo una molécula de amoniaco como sistema cuántico a analizar,
hasta llegar al concepto de entrelazamiento cuántico, que ocurre
cuando los sistemas están aislados, y que se rompe (decoherencia)
cuando se rodean de otros materiales que la hacen como si fueran
observadores de tal sistema. Entonces se pregunta: ¿Qué pasa en el
cerebro? ¿Es fácil entrelazar los iones o moléculas en los axones?
Cuando hay miles de millones de neuronas y muchísimo más moléculas
y iones interactuando dentro de nuestro cerebro. García especula que
muchos entrelazamientos no puede haber. Entonces, ¿donde se cree que
pudiera actuar la mecánica cuántica en el cerebro? En los
microtúbulos que están dentro de las dendritas de la célula
nerviosa. Formados por las tubulinas, y entre estas hay proteínas
(MAP) que los conectan. Estos microtúbulos somo carreteras que
transportan moléculas. Y si la mente y la conciencia tienen algo de
cuántico, según Roger Penrose y otros, podrá ser en estos
microtúbulos. Es decir que cada proteína que forma cada microtúbulo
puede estar en una superposición cuántica, con dos configuraciones.
Se podría pensar que las proteínas son demasiado grandes y con
millones de átomos para que inmediatamente sucediera una
decoherencia cuántica. Pero recientemente ha aparecido la
computación
cuántica topológica,
que puede eliminar por si sola la decoherencia del sistema de muchos
microtúbulos. Se tendrá un vector global en un microtúbulo en
donde las proteínas o tubulinas que lo componen tienen 2 estados,
tubulina alfa y tubulina beta, que van cambiando como círculos y
que topologícamente son lo mismo. Y entonces, pudieran almacenar
información cuántica muy robusta. Concluyendo, es un sería un
sistema robusto que soporta muy bien la decoherencia cuántica, ya
que si se rompe un circulo de tubulinas, se autoreparan para seguir
siendo estables. Este fenómeno se está tratando de simular en
sistemas semiconductores en la actualidad.
En
este sentido, el físico norteamericano David Bohm propuso que el
cerebro podría aprovecharse de una característica de la mecánica
cuántica, la llamada coherencia cuántica, y cohesionarse formando
un todo. Así, del mismo modo que un conjunto de partículas pierden
su identidad al formar un sistema cuántico coherente, las
interacciones cuánticas no-locales harían que las neuronas dejasen
de comportarse como elementos individuales, en favor de una sinergia
neurológica. A
pesar de todas estas pruebas y del atractivo de la mecánica cuántica
para el estudio
del cerebro, la neurología cuántica aún se encuentra en fase de
especulación. Las
críticas principales sobre la importancia de la MC para la
neurociencia, en general, y una ciencia de la conciencia, en
particular, provienen del campo experimental. La afirmación básica
es que ningún experimento ha demostrado hasta ahora signos
inequívocos de manifestaciones cuánticas en el cerebro.
E
incluso tenemos la teoría defendida por el filósofo Colin McGinn,
que nuestro vértigo al considerar el Problema Difícil es en si
mismo un hábito extraño de nuestro cerebro. El cerebro es un
producto de la evolución, y del mismo modo que los cerebros animales
tienen sus limitaciones, nosotros tenemos las nuestras. Nuestros
cerebros no pueden mantener en la memoria cientos de números, no
podemos visualizar o imaginar un espacio de siete dimensiones, y
quizás no podemos comprender intuitivamente el porqué el
procesamiento de información neuronal mirado desde afuera debe dar
origen a la experiencia subjetiva desde dentro. Esa es mi apuesta,
aunque tengo que admitir que quizás esa teoría será demolida
cuando un genio que aún no ha nacido “un Darwin o un
Einstein de la conciencia” nos proporcione una idea nueva,
sobrecogedora e impresionante, que repentinamente nos aclare todo.
Sea
cual sea la solución o soluciones para los problemas Fácil y
Difícil, pocos científicos dudan que la conciencia se ubique fuera
de la actividad del cerebro. Para muchas personas fuera del ámbito
de la ciencia, esta es una posibilidad aterradora. No solo elimina la
esperanza de que podamos sobrevivir a la muerte de nuestros cuerpos,
sino que también parece minar la noción de que somos agentes libres
y responsables de nuestras decisiones –no solo en esta vida sino
que en la otra. En su ensayo “Perdón, pero tu alma se murió”,
Tom Wolfe expresa su preocupación de que cuando la ciencia destruya
la noción de alma, “el carnaval espeluznante que sobrevendrá,
hará que la frase ‘el eclipse total de todos los valores’ se
quede corta”.
La
visión personal de Pinker es que esto es exactamente al revés: la
biología de la conciencia provee una fundamentación moral mucho más
sensata que el dogma improbable de la existencia de un alma inmortal.
El entender la fisiología de la conciencia no sólo permitirá
reducir el sufrimiento humano a través de nuevos tratamientos para
el dolor y la depresión. Este entendimiento puede también
obligarnos a reconocer los intereses de las otras personas, y diría
yo de todos los seres vivos de nuestro planeta, que es la base de la
moral humana.
Por
otro lado, Douglas
R. Hofstadter, en su maravilloso y complejo libro: Gödel, Escher y
Bach: Una eterna trenza dorada, es un ensayo que combina la música,
el arte y la matemática en un ensayo rico en ideas y propuestas, que
se atreve a lanzar una hipótesis, con un enfoque materialista, de
cómo emerge la conciencia y la mente a partir del funcionamiento de
las neuronas del cerebro.
Hofstadter
inicia afirmando que nuestra inteligencia no es incorpórea, pues
requiere un vehículo material: El cerebro. La estructura del cerebro
es el resultado del largo proceso de la evolución, y sus funciones
están regidas por las leyes de la física. Puesto que se trata de
una entidad natural, nuestro cerebro funciona sin necesidad de que se
le indique cómo debe de hacerlo. Pareciera que el cerebro estuviera
equipado de un cierto “hardware” que se encarga de reconocer como
mensajes ciertas cosas, y de decodificarlas. Esta capacidad innata
para extraer significados interiores es lo que permite la producción
del proceso, altamente recursivo, del tipo de bola de nieve, de
adquisición del lenguaje humano.
El
autor realiza una divertida analogía entre una colonia de hormigas y
el cerebro humano formado por una colonia de neuronas. Las colonias
de hormigas han estado sujetas a los rigores de la evolución durante
billones de años. Unos pocos mecanismos fueron seleccionados para
permanecer, y la mayoría de ellos resultó descartada. El producto
final fue un conjunto de mecanismos cuyo efecto es que las colonias
de hormigas funcionan como hoy sabemos. En la colonia de hormigas,
cuando necesitan que hagan una cosa se organizan en pequeños equipos
temporales o castas, que “forman” señales cuyo objetivo es
desplazar hormigas de diversas especialidades hacia partes adecuadas
de la colonia. La distribución de castas actúa como una guía de
todos los equipos de la colonia. Observando las cosas desde la vasta
perspectiva de la evolución, se pueden suprimir las nociones de
significación y de finalidad en relación con la totalidad de la
colonia. Tales nociones se hacen superfluas.
A
los equipos de hormigas de nivel suficientemente alto se les denomina
símbolos, que son subsistemas activos de un sistema complejo, y
están compuestos por subsistemas activos de nivel más bajo. Todos
estos estratos estructurales son necesarios para el acopio de de las
clases de conocimiento que le permiten a la colonia ser
“inteligente”. Las actividades de todos los símbolos están
determinadas estrictamente por el estado de todo el sistema al que
corresponden. En consecuencia, el sistema en su totalidad es el
responsable del modo en que sus símbolos se desencadenan entre sí,
por lo que todo el sistema es el “agente”. La acción de los
símbolos produce la lenta transformación del estado del sistema, es
decir, su actualización. Se le puede dar un nombre al sistema entero
o colonia.
En
este punto el autor se vuelve a plantear el misterioso comportamiento
colectivo de las colonias de hormigas que pueden construir
gigantescos e intrincados hormigueros, a pesar de que cada hormiga
tiene unas 100,000 neuronas en su cerebro, y que seguramente no
contiene ninguna información relativa a la estructura de un
hormiguero. ¿Cómo es entonces que surge el hormiguero? ¿Dónde
reside la información?
El
pensamiento debe depender de la representación de la realidad en el
hardware del cerebro y se dice que es “intencional”, y no
“extensional”, lo cual significa que las descripciones pueden
“flotar” sin ser adheridas objetos específicos, conocidos y está
conectada a su flexibilidad. Existen en nuestro cerebro unos diez mil
millones de neuronas, cada una con 200,000 puertas de entrada (2 x
1015
sumandos
en la determinación de las acciones próximas del cerebro).
Las neuronas son las “hormigas” del cerebro. En la corteza
cerebral, no se ha localizado nada que se parezca al reconocimiento
de objetos. Ello significa que nadie sabe donde o cómo la salida de
de las células complejas e hipercomplejas es transformada en
reconocimiento consciente de formas, lugares, imágenes, rostros,
etc. Una explicación posible sería suponer un conjunto de unas
docenas de neuronas, digamos, en el extremo de un fino “embudo”,
todas las cuales se excitan cuando una persona conocida entra en el
campo de visión. Y para cada diferente persona y objeto habría un
una red única, y un proceso de “embudamiento” por el que se
canalizaría la red. Tales redes serían los símbolos de nuestro
cerebro. El autor se inclina a creer que es muy largo el camino por
recorrer para aproximarnos a una comprensión del fenómeno de la
conciencia, y necesitamos desplazar la descripción del estado
cerebral desde el nivel de la señal, al nivel del símbolo.
Los
símbolos se vinculan entre sí mediante los mensajes que envían de
una parte a otra, en tal forma que sus patrones de desencadenamiento
son muy semejantes a los acontecimientos de gran escala que suceden
en nuestro mundo. En esencia, la significación surge por la
presencia isomórfica infinitamente compleja, sutil, delicada,
versátil e intencional. Existe una distinción corriente con
respecto al pensamiento: clases, casos y manifestaciones. Y la
mayoría de los símbolos pueden llenar ambos de los primeros dos
papeles. Además, nuestro pensamiento se vale de un ingenioso
principio: Prototipo, que consiste en que aun el hecho más
específico puede servir como ejemplo genérico de una clase de
hechos. ¿Los nuevos símbolos siempre han estado en el cerebro, sin
haber sido activados, o han sido creados por la mente?
En
resumen, una descripción de un estado cerebral consistirá en un
catálogo probabilístico, que incluya la lista de todas las
creencias con mayores probabilidades de ser inducidas, y de los
símbolos con mayores probabilidades de ser activados, por diversos
conjuntos de circunstancias razonablemente factibles, circunstancias
que también estarán descritas a nivel de bloques. Pero, ¿Dónde
está la autoconciencia? Se trata de ofrecer una hipótesis no
espiritualista acerca del sitio en donde se origina la conciencia. No
hay motivo para suponer que el “yo” o la conciencia personal, no
esté representado por un símbolo. En realidad, el símbolo del yo
es, probablemente, el más complejo de todos los símbolos del
cerebro. Mas bien este símbolo esta uno o mas niveles por arriba y
el autor le llama “subsistema”, es decir una constelación de
símbolos, cada uno de los cuales puede ser activado
independientemente, bajo el control del subsistema mismo. La idea que
se quiere transmitir es con respecto al subsistema es que funciona
casi como un “subcerebro” separado, equipado con su repertorio
propio de símbolos, los cuales pueden activarse internamente entre
sí. Además de ser otro nombre para símbolos superdesarrollados,
aquellos que la evolución humana los ha hecho tan complejos que
tienen muchos subsímbolos en interacción recíproca. Lo interesante
de un subsistema es que, una vez activado y librado a sus propios
recursos, puede funcionar por sí mismo. De tal modo, pueden operar
simultáneamente dos o mas subsistemas del cerebro de un individuo.
Hofstadter
en su libro “Yo soy un extraño bucle” continúa su análisis del
“yo” al preguntarse: ¿Por qué un fragmento de materia es capaz
de pensar en sí mismo? Para comenzar afirma que hay diferentes
tamaños de almas o conciencias y rechaza la idea de que en el
preciso instante en que un espermatozoide y un óvulo humanos se unen
para formar un zigoto surge una alma o conciencia plenamente dotada.
Por el contrario, el alma se va formando lentamente a lo largo de los
años de desarrollo del cerebro. Además, la conciencia o alma no
presenta un valor discreto: “hay o no hay”, sino que es una
variable difusa que asume valores continuos a lo largo del tiempo.
También afirma que existen almas grandes y almas pequeñas en las
personas, e incluso en los animales. No todas las almas o conciencias
tienen las mismas cualidades y defectos. Ejemplifica con la supuesta
alma diminuta de un mosquito, debido a que su diminuto sistema
nervioso carece por completo de categorías perceptivas y, por tanto,
posibilidades de existencia de bucles autoperceptivos en su cerebro.
Aventura que la conciencia de un mosquito es la billonésima parte de
la humana. Define el “yo” en un ser humano cuando, dotado de
conceptos y recuerdos, vuelve su atención hacia sí mismo, debido a
su capacidad de percepción, y produce un modelo profundo e
intrincado de sí mismo que provoca todos los comportamientos de la
criatura. Con respecto al inicio de la vida humana, Hofstadter
afirma que lo que ocurre es que los embriones y bebés tienen un
increíble potencial, gracias a sus genes
humanos,
para alojar enormes repertorios de símbolos en sus cerebros que
crecerán durante toda su vida, dando como resultado un alma (o
conciencia) grande o completa. Recordando que un gen es un patrón,
es decir, una secuencia de nucleótidos, representada como una
combinación de letras tomadas de un alfabeto de tan sólo cuatro:
“ACGT”.
Además, el autor referido es partidario del carácter no
centralizado de la conciencia, es decir, que aunque la conciencia de
cualquier persona reside ante todo en su cerebro concreto, está de
algún modo presente en otros cerebros y, así, cuando el cerebro
principal desaparece, diminutos fragmentos de ese individuo continúan
vivos. En diversos grados, los seres humanos vivimos ya dentro de
otros sin necesidad de tecnología alguna. La interpenetración de
almas es una consecuencia inevitable de la forma de operar de
nuestros cerebros y este es autentico significado de la palabra
“empatía”. Así mismo, es buen tiempo para mencionar que alma,
yo, conciencia, pensamiento y luz interior son términos clave
intercambiables que para Hofstadter significan un mismo fenómeno. Él
afirma que el cerebro está tratando constantemente de categorizar,
encontrar precedentes y analogías, es decir, simplificar sin que se
pierda la esencia. Desarrolla esta actividad de manera incansable, no
solo en respuesta a los estímulos sensoriales recién llegados, sino
en respuesta a su propia danza interna de símbolos. Una vez que el
estímulo ha atravesado la retina, el tímpano o la piel pasa a
formar parte del reino interior y, desde ese momento, la percepción
es meramente un asunto interno. Entonces si existe un perceptor de la
actividad simbólica, solo que ese perceptor no es sino una actividad
simbólica más (metasímbolo). No existe ningún lugar especial
donde se aloje la conciencia y en que ocurra algo mágico. También
afirma que, el “yo” no es una cosa a priori bien definida
predestinada a ocupar un contenedor físico vacío recién creado o
que surgió de pronto de manera inesperada y en todo su esplendor.
Por el contrario, el “yo” emergió lentamente como resultado de
de los innumerables sucesos que le ocurrieron a un cuerpo y al
cerebro alojado en él. El “yo” es la estructura autoalimentada
que ha surgido gradualmente en el cerebro y gracias a ese cerebro.
Recordemos que a partir de la quinta semana, después de la
concepción, se comienza a formar la primera sinapsis en la médula
espinal de un feto. Para la sexta semana, estas primeras conexiones
neuronales permiten los primeros movimientos del feto, las
extremidades a las ocho semanas y los dedos a las diez semanas. Para
fines del primer trimestre, el repertorio de movimientos es
asombrosamente rico. El tronco cerebral es responsable de muchas de
las funciones en el feto: ritmo cardíaco, respiración y presión
sanguínea. Lo último que madura es la corteza cerebral, que es la
responsable de la actividad mental del ser y sólo acaba de comenzar
a funcionar para cuando el tiempo de gestación llega a su fin. En el
último trimestre, los fetos son capaces de formas simples de
aprendizaje, como habituarse a un estimulo auditivo repetido. Varios
estudios han demostrado que los bebés recién nacidos responden a
olores familiares (como su propio líquido amniótico) y sonidos
(como el latido de la madre o la voz de su propia madre).
Pese
a estas habilidades más bien complejas, los bebés entran al mundo
con una corteza cerebral aún primitiva, y es la gradual
maduración
de esta parte compleja del cerebro lo que explica gran parte su
maduración emocional y cognitiva en los primeros años de vida.
Entonces, pareciera que el alma o conciencia del feto empieza a
surgir después de los seis meses después de la gestación, pues
antes sólo el tronco cerebral controla las funciones vitales no
conscientes. Y esa conciencia sería pequeña y primitiva, pero
conforme madura su corteza cerebral, su alma o conciencia empieza a
crecer y enriquecerse, a partir de, principalmente, la complejidad de
las redes neuronales de su cerebro y la experiencia con su entorno.
En
su libro: Razones y personas, el filósofo de Oxford Derek Parfit,
refuta el concepto que él denomina “Ego cartesiano”, que
constituye un cuanto exacto de alma pura (conocida también como
“identidad personal”) y es totalmente indivisible e insoluble. En
suma, es lo que hace que usted sea usted y que yo sea yo (mi luz
interior). Parfit se opone firmemente a la idea de que el concepto de
una “identidad personal” tenga sentido. Plantea que el “yo”
es dinámico y va cambiando con el tiempo, y que además, el “yo”
se puede dividir en partes. En última instancia, el “yo” es una
alucinación y, sin embargo, se da la paradoja que es la cosa más
valiosa que poseemos.
Hofstadter
afirma que si lo que llamamos “yo” es una especie de gota de
cierta esencia, no analizable, suministrada a cada ser humano en el
momento de su concepción y en la que cada dosis posee un ingrediente
único que establece permanentemente la identidad de su receptor,
entonces ya no hace falta más explicación sobre lo que somos,
aunque dicha explicación se base en algo inexplicable. Por otra
parte, la idea de que cada uno de nosotros se haya intrínsecamente
definido por una esencia intangible única sugiere la posesión de
una alma inmortal; la creencia en el dualismo, pues mitiga en parte
nuestro temor a la muerte. Para el que crece rodeado con la
imaginería visual y verbal de las religiones occidentales no es
difícil imaginar una tenue y etérea aura liberándose del cuerpo
que acaba de morir y ascendiendo hasta un especie de reino celestial
invisible en que vivirá eternamente, si cumplió con los preceptos
espirituales y materiales en las citadas religiones, claro está.
Por
otro lado, el profesor de psiquiatría de la Universidad de
California Joaquim Fuster afirma que la red neuronal es la base de
todo el conocimiento y de toda la memoria, en otras palabras que el
alma está en la red del cerebro. El profesor Fuster dice que lo
permanente de un recuerdo en nuestra memoria depende de las
circunstancias emocionales en las que fue adquirido, es decir que se
forman firmemente con las emociones y se van ejercitando en el
transcurso de la vida de una persona, y así subsisten. Muchas
neuronas mueren durante la vida, y otras se crean con sus respectivas
sinapsis, el secreto de mantener nuestro cerebro sano recaé en el
ejercicio mental continuo, ya sea mediante ejercicios programados de
gimnasia mental, o bien mediante un trabajo o estudio que nos
presente retos mentales muy a menudo.
Por
otro lado el Prof. Fuster afirma que el código del conocimiento es
relacional a nivel de la red neuronal, y es irreducible a las partes,
o sea que estudiando una neurona no se va a llegar lejos. Y da el
ejemplo de que no se podrá conocer el significado del contenido de
una carta, estudiando la composición química de la tinta con que
fue escrita. Las redes neuronales están organizadas de modo
jerárquico. En el nivel más bajo esta la memoria sensorial y motora
primaria que si se puede reducir a módulos. Cuando salimos de esta
área, y subimos a las zonas asociativas de la corteza, la memoria se
va haciendo más interconectada, compleja y difusa. Hay 3 tipos de
memoria: la de largo plazo que es la que nos permite recordar eventos
de cuando eramos pequeños; la de corto plazo gracias a la cual
podemos retener datos que nos acaban de dar como un nombre o número
de teléfono; y la tercera la memoria de trabajo que es la que
utilizamos para enlazar lo que está ocurriendo con los recuerdos que
tenemos y así actuar en consecuencia, es la memoria que entra en
juego, por ejemplo, en una conversación. El cerebro es la interface
entre nosotros y el medio ambiente, externo e interno. Durante el
proceso de la evolución se ha desarrollado principalmente la corteza
cerebral, con propiedades muy peculiares en el ser humano que le
permiten: el lenguaje, que es un medio de ajuste con el medio
ambiente, y la predicción, todas las funciones ejecutivas tienen un
futuro, como la planeación, la toma de decisiones, la memoria de
trabajo, la conciencia creadora, etc.
- La mente y la Inteligencia Artificial
El
objetivo último de la inteligencia artificial, lograr que una
máquina tenga una inteligencia de tipo general similar a la humana,
es de los más ambiciosos que se ha planteado la ciencia y la
tecnología.
Mientras Hofstadter
plantea, optimista, que todos
los procesos cerebrales se derivan de un sustrato computable. La
afirmación anterior se refiere al sustento teórico más sólido que
sea posible aportar en apoyo de la posibilidad eventual de dar vida a
la Inteligencia Artificial.
Con
respecto al posible parecido de nuestro cerebro con una computadora,
se sabe que éste ultimo contiene un aproximado de mil billones de
sinapsis (1x1015),
que nos da una pista de la complejidad del funcionamiento del
cerebro. Koch y Tononi proponen una mejor prueba que la clásica de
Turing, para ver si una máquina es inteligente o no lo es. Proponen
que una entidad artificial se considera inteligente cuando se le
presenta una escena aleatoria y ésta puede extraer la esencia de la
imagen, describir los objetos que hay en ella, y sus relaciones,
tanto espaciales como causales, y realizar extrapolaciones razonables
y especulaciones más allá de lo presentado. La idea de que
cualquier cámara puede capturar la imagen, pero solo un ser
inteligente puede interpretar lo que ve, razonar sobre ello y
analizar exitosamente situaciones nuevas. Para pasar esta prueba, que
nuestro cerebro resuelve fácilmente, una computadora tendría que
integrar información de muchos dominios, crear asociaciones y
emplear la lógica. Ninguna máquina hasta ahora ha pasado esta
prueba, lo mas es reconocer un gato de un perro.
Deepak
Chopra, afirma que las computadoras nunca pensarán, porque son
incapaces de crear significado (intuir y desarrollar analogías),
cruzando la línea que separa la mente de la materia. Dice también
que la mente entrena al cerebro. Una idea que se me vienen a la mente
es que ésta no puede conocerse a si misma, tomando como referencia y
analogía el segundo teorema de Gödel que dice que si analizas un
sistema desde su interior, puede ser consistente, pero no podrás
saberlo mientras estés dentro del sistema. Tal ves, en un futuro, le
podamos pedir la ayuda a algún ser extraterrestre que nos ayude a
estudiar y comprender que es exactamente la mente humana, “desde
fuera”. En cuanto a que si el universo piensa por medio de
nosotros, la espiritualidad afirma que la percepción es una función
de la conciencia, de modo que la mente es primero, antes que los
sentidos como los ojos, oídos, o incluso el cerebro. Es imposible
imaginar una computadora capaz de meditar y que llegue a intuiciones
y conclusiones trascendentes, ¿o no?
Mientras
los filósofos se parten el cerebro tratando de contestar la cuestión
anterior y otras más, la “Inteligencia Artificial Práctica”
sigue avanzando a pasos agigantados esta última década. En cuanto a
la comprensión del lenguaje, al construir una máquina inteligente
es uno de los mayores retos que se tienen, se comunican fácilmente,
sin embargo conseguir que las maquinas entiendan el lenguaje humano
es mucho más difícil. El lenguaje humano es sutil y complicado y se
puede mal interpretar muy fácilmente. Un reto interesante es
realizar un debate entre una persona y una Máquina I.A. Un ordenador
puede leer cientos de millones de artículos sobre el tema a debatir
en segundos y necesita identificar mil o dos mil palabras relevantes
para debatir con un humano. Para una computadora es muy difícil
entender una pregunta. Y para los humanos sucede exactamente todo lo
contrario, entendemos muy fácil la pregunta y pero no contamos con
los argumentos tan efectivos y la memoria de las maquinas. IBM llevó
a cabo una serie de debates, a nivel de secundaria, entre un sistema
totalmente automático, que no ha sido entrenado en el tema en
cuestión, y unos expertos, a manera de demostración. Se plantea un
tema a debatir, se asigna a uno estar a favor y otro a estar en
contra. El sistema trata de entender el significado y la relación de
las palabras de la pregunta. Escanea millones de artículos para
identificar los argumentos que pueda utilizar en los cuatro minutos
que tiene para plantear la defensa de su postura. Lo hace utilizando
procesamiento natural del lenguaje, aprendizaje automático, técnicas
de razonamiento para entender los temas subyacentes y presentar sus
argumentos de forma eficaz.
El
sistema tiene que escuchar a su oponente humano durante 4 minutos
hablando rápido y utilizando planteamiento éticos y presentar una
respuesta adecuada. Al concluir el debate el publico vota para
decidir al ganador, el humano o el sistema de I.A. Con cada debate el
sistema mejora su aprendizaje de cómo debatir hacer mejores
planteamientos de defensa de su posición. Esta aplicación se puede
extender a cualquier ámbito en el cual se tengan que tomar
decisiones sobre un tema en particular. Puede ser sobre decisiones
empresariales, casos de abogados, médicos, etc.
En
cuanto al caso del manejo autónomo de vehículos aún no se ha
conseguido totalmente, a pesar que el primer intento data de 1987.
¿Porqué no se ha logrado? Pues simplemente porqué manejar es
difícil para cualquier ser humano, debido a la infinidad de factores
que hay que sortear, como clima, trafico, señales de tránsito,
oficiales de movilidad, peatones, oscuridad, bicicletas,
motocicletas, cierre de calles por mantenimiento, accidentes o
manifestaciones y muchos etcéteras más. Cuando uno es un conductor
novel comete muchos errores que lo llevan a tener incidentes a
menudo. Poco a poco vamos aprendiendo “a manejar” y conducimos
más fácilmente y con seguridad. Ya se han logrado autos que se
conducen en autopistas modernas bien, pero también algunos
prototipos han sufrido accidentes aparatosos que siembran dudas sobre
su seguridad. La seguridad es el aspecto más importante en la
tecnología de la I.A. En los automóviles autónomos. Lo primero que
debe contestar el sistema es ¿qué veo?, es decir registrar todas
las cosas en el entorno del auto, como otros vehículos, las vías,
señales de tránsito, etc. Luego predicción, es decir, cómo se
mueven esos objetos que ve el sistema. Entonces el sistema debe
preguntarse que debe hacer en función de su destino programado y a
eso le llamamos planificación. Algunos otros desafíos que tienen
los autos sin conductor es entender el contexto social que nosotros
damos por sentado. Por ejemplo, si vemos unos niños jugando fútbol
en un parque cercano sabemos que es probable que se les escape la
pelota, y bajen a la calle a perseguirla, con el peligro
correspondiente. Un robot simple no lo vería venir. Se tiene la
visión de qué esto lo podrán aprender con el, entrenamiento humano
y el aprendizaje profundo de la I.A., cómo se hace con un conductor
humano novel. Se han invertido cerca de $80,000,000,000 de dolares en
ésta tecnología y se espera que en el año 2030, 1 de cada 4
vehículos motorizados serán autónomos.
¿Cómo
aprenden las máquinas?
Los
informáticos llevan décadas tratando de que las máquinas aprendan
como los humanos lo hacemos, y todo comenzó en 1957 con el juego de
damas. El sistema se enseñaba a sí mismo a jugar a las damas,
analizando los datos de miles de partidas el sistema aprendió los
movimientos que le harían ganar con mayor probabilidad. En el
aprendizaje automático la computadora analiza los datos, encuentra
patrones y los utiliza para hallar la mejor ruta y alcanzar su
objetivo. El salto en la capacidad de procesamiento, el aumento de
datos y los avances de los algoritmos, han contribuido a la
revolución actual de la I.A. Que ahora se puede utilizar en una gran
cantidad de tareas. Por ejemplo, hoy en día hay brazos robot que en
lugar de ser programados de manera tradicional, mejor se les dan unas
pautas y su inteligencia artificial crea el resto de movimientos
entre esas pautas. En otras palabras, un humano entrena al robot que
realiza las tareas tediosas y repetitivas, quizá durante las 24
horas del día, aumentando la productividad enormemente, incluso en
pequeñas empresas.
Una
de las aplicaciones más avanzadas e inquietantes de la I.A. es la
visión artificial. Por ejemplo, hoy en día un sistema puede
reconocer y comprender las expresiones faciales de un niño, pueden
navegar por el espacio tridimensional para permitir a los autos
autónomos reconocer objetos en su entorno con todo lo que implican
para su trayectoria de tránsito y puede analizar los rostros de
personas caminando en una gran ciudad, para identificar individuos a
través del reconocimiento facial. Observa una cara y extrae los
rasgos distintivos, como tipo de boca, tamaño de la nariz, tipo y
color de ojos, tipo de pelo, etc. y la compara con gente en una base
de datos enorme. Ahora mismo una docena de aeropuertos
estadounidenses utilizan el reconocimiento facial para el “check
in” de los pasajeros, acelerando los viajes pero violando por
completo la privacidad de la gente. También china utiliza esta
tecnología para capturar delincuentes y sospechosos. El gobierno
chino quiere reconocer, en segundos, el rostro de cualquier ciudadano
chino.
La
inteligencia artificial rutinariamente
produce logros sorprendentes, ya que las computadoras aprenden a
reconocer imágenes, conversar, vencer a los humanos en juegos
sofisticados y conducir vehículos. Pero todos esos avances requieren
enormes
cantidades de potencia informática y electricidad
para diseñar y entrenar algoritmos. Y a medida que el daño causado
por el cambio climático se hace más evidente, los expertos en IA
están cada vez más preocupados por esas demandas de energía.
Todo
esto abre un gran debate ético sobre los límites de la I.A. ¿Qué
podemos hacer ahora para asegurar que la I.A. permita a la humanidad
florecer en lugar de empeorar su desarrollo y no acelerar el cambio
climático del planeta, dentro del contexto de una ética
humanística?
- Conclusiones.
Realmente
la temática cerebro, mente y conciencia es apasionante y compleja,
aunque después de revisar los avances teóricos y prácticos, vemos
que aún está en pañales, y que falta la mayor parte por descubrir
y explicar. Aún así, nos podemos aventurar en mencionar algunas
conclusiones.
- Me enteré del Problema Fácil y del Problema Difícil en la investigación de la dupla cerebro-mente. El Problema Fácil es, el distinguir entre la computación mental consciente de la inconsciente, identificar sus correlaciones en el cerebro, y explicar el por qué evolucionaron. El Problema Difícil, por otro lado, es el porqué el tener un proceso consciente en la cabeza se siente así como se siente, el porqué existe un “yo” en una experiencia subjetiva.
- Me gustó mucho la comparación que Hofstadter hace del cerebro y las colonias de hormigas, y como surge la “inteligencia” en dichas colonias. Que una sola hormiga solo tiene algunos miles de neuronas y no puede tener la información suficiente de la estructura y finalidades del hormiguero. Lo mismo con nuestro cerebro, una sola neurona no tiene un recuerdo o toma alguna decisión, sino que es la red neuronal, con diferentes tipos de células las que potencian toda su capacidad que da origen a la conciencia.
- La conciencia aporta mucha flexibilidad al comportamiento humano, una gran ventaja sobre lo que, alternativamente, pudiera aportar el más sofisticado robot.
- Existe una posibilidad de que la mecánica cuántica y sus leyes físicas influyan en el funcionamiento del cerebro humano, a través de los microtúbulos que están dentro de las dendritas de la célula nerviosa. Formados por las tubulinas, y entre estas hay proteínas (MAP) que las conectan, es decir que cada proteína que forma cada microtúbulo puede estar en una superposición cuántica, con dos configuraciones. Se podría pensar que las proteínas son demasiado grandes y con millones de átomos para que inmediatamente sucediera una decoherencia cuántica. Pero recientemente ha aparecido la computación cuántica topológica, que puede eliminar por si sola la decoherencia del sistema de muchos microtúbulos. Si esto fuera real, imagínense nuestro cerebro unido cuánticamente a la materia de todo el universo, desde el mismísimo Big Bang, ¡suena a locura total!. Sin embargo, ningún experimento ha demostrado hasta ahora signos inequívocos de manifestaciones cuánticas en el cerebro.
- ¿Se logrará en un futuro el objetivo último de la inteligencia artificial, es decir obtener una máquina que tenga una inteligencia de tipo general similar a la humana? Yo lo dudo, pues es tal la complexidad del cerebro humano del que emana la mente y conciencia, que hacer que un ente artificial lo emule en todas sus facetas: redes neuronales enormes; efectos hormonales; experiencia con su entorno e; información genética necesaria. Que incluso cree significados y analogías, se me antoja casi imposible. Por ejemplo, hasta hoy ninguna máquina ha pasado el test “ Koch y Tononi” de reconocimiento e interpretación de patrones aleatorios. Sin embargo, la I.A. es y será una herramienta invaluable en el avance tecnológico de la humanidad (y probablemente en su auto destrucción también).
- Otra interesante conclusión de la ciencia de la conciencia es que esa sensación intuitiva que tenemos, de que existe un “yo” ejecutivo que se sienta en el centro de control del cerebro, observando las pantallas de nuestros sentidos y presionando los botones de nuestros músculos, es una ilusión. Resulta ser que la conciencia consiste en un torbellino de eventos distribuidos a lo largo y ancho del cerebro. Estos eventos compiten por atención, y en la medida que un proceso se destaca más que otros, el cerebro racionaliza los resultados después del suceso y confecciona la impresión de que un “yo” único estuvo a cargo todo el tiempo. El “yo” que creamos par cada uno de nosotros es el paradigma de la realidad percibida o inventada y desempeña tan bien la función de explicar nuestro comportamiento que se convierte en el eje alrededor del cual parece girar el resto del mundo. Pero esa noción del “yo” es una mera forma abreviada de referirnos a un inmenso enjambre de actividad, cuyo detalle, necesariamente, ignoramos.
- Daniel Siegel definió la mente como un proceso físico, resultado de la actividad del cerebro, que controla el flujo de energía e información entre el sistema cerebro-mente, en un lazo cerrado, en el cual las sinapsis de la red neuronal crean y soportan la mente y la conciencia, y éstas últimas modifican muy lentamente, siguiendo las leyes de la evolución, la configuración del cerebro, de una forma que aún no comprendemos totalmente.
- Que si alteramos el cuerpo humano, como por ejemplo, con la privación del sueño, un ayuno prolongado, la privación de oxigeno al organismo o de un accidente traumático, alteramos profundamente la conciencia o alma del individuo. Es decir, que están íntimamente relacionados y dependientes.
Finalmente,
y después de haber leído y visto con atención las referencias
citadas, y tratado de comprender los misterios de la conciencia,
llego a la conclusión, debido a su complejidad e importancia, de que
no hay una sola definición para ella. Se pueden dar distintos
enfoques para definir este complejo ente. Los comparto a
continuación.
- Desde un enfoque de las leyes físicas, la mente es: “Un proceso integrado, resultado de la actividad fisicoquímica de la parte posterior de la corteza cerebral, que controla el flujo de energía e información entre el sistema cerebro-mente, en un lazo cerrado, en el cual las sinapsis de la red neuronal crean y soportan la mente, formada por infinidad de fuerzas causales jerarquizadas en cuya cúspide se encuentran las ideas. La mente, expresando e intercambiando ideas mediante el lenguaje, ha ido modificando muy lentamente, siguiendo las leyes de la evolución, la configuración del cerebro, de una forma que incrementa nuestras posibilidades de supervivencia y desarrollo”.
- Desde en punto de vista biológico, desde la concepción del ser humano, la conciencia aparece, espontáneamente, cuando el cerebro alcanza la complejidad necesaria, después de los seis meses luego de la gestación, pues antes sólo el tronco cerebral controla las funciones vitales no conscientes, y da lugar a un enjambre de sensaciones, emociones, respuestas y temores, es decir, una pequeña mente . Y esa conciencia es pequeña y primitiva, conforme madura su corteza cerebral, empieza a crecer y enriquecerse, a partir de, principalmente, la creciente complejidad de las redes neuronales de su cerebro, los efectos hormonales y la experiencia con su entorno, todo ello de acuerdo a la información almacenada en los genes. Durante la vida de la persona la conciencia va cambiando constantemente, no es un ente fijo e indivisible.
- Desde la misma referencia biológica, pero ahora en la muerte del individuo, me aventuro a manifestar que el alma y el cuerpo siguen caminos paralelos hacia la extinción, es decir, cuando el cuerpo y el cerebro van muriendo, la conciencia o alma se va perdiendo hasta dejar de ser generada por éste último, y finalmente desaparecen el control de las funciones vitales del cuerpo. Tal vez queden destellos de esa conciencia en los cerebros de sus seres más allegados, que se manifiestan en forma de recuerdos, sentimientos, actitudes y conductas.
- Referencias.
- Clarke Arthur C. Los secretos del futuro. Jiménez Miguel S. (versión en español). 1964. Barcelona, España. Ediciones Toray.
- Yuval Noah Harari. “De animales a dioses: Breve historia de la humanidad” Debate, Penguin Random House Grupo Editorial. México 2014.
- Publicado por: Wegener Fermi Documental: ¿Cómo la evolución biológica desarrolló la mente humana? MENTE Y EVOLUCIÓN. https://www.youtube.com/watch?v=bLrIDi5Uo5M. 2015
- Hofstadter, Douglas R. Gödel, Escher y Bach: Una eterna trenza dorada. CONACYT, México. 1982.
- Pinker, Steven. EL MISTERIO DE LA CONCIENCIA. Publicado en la revista Time el 19 de Enero del 2007.
- Chopra, Deepak. Mlodinow, Leonard. Guerra de dos mundos, ciencia vs espiritualidad. Aguilar/Fontanar. Argentina.
- IBM. Inteligencia Artificial. Documental. Enero de 2019. https://www.youtube.com/watch?v=9s-5pMpdhlg
- Redes 110: El alma está en la red del cerebro-neurociencia. Entrevista de Eduard Punset a Joaquim Fuster, neurocientífico español. 2011. https://www.youtube.com/watch?v=jgTH2Sb5pys&t=230s
- Fis. García, Javier. La mecánica cuántica del cerebro. Aula 141. 2014 https://www.youtube.com/watch?v=BZyPBdVdv9E
- Sánchez Cañizares, Javier. 2016. "Neurociencia y mecánica cuántica". En Diccionario Interdisciplinar Austral, editado por Claudia E. Vanney, Ignacio Silva y Juan F. Franck. URL=http://dia.austral.edu.ar/Neurociencia_y_mecánica_cuántica
- Hofstadter, Douglas R. Yo soy un extraño bucle. Metatemas Tusquets Editores. Arhentina. 2014
- La IA puede hacer grandes cosas, si no quema el planeta. https://www.wired.com/story/ai-great-things-burn-planet/ . WIRED.
Luis
Fernando Lapham Cárdenas
@lapham25
Maestro
en Ingeniería y Profesor retirado
Enero
de 2020
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